Podría decirse que
desde siempre me ha atraído el tema de la belleza natural, lo he vivido desde
pequeña.
En casa siempre había revistas, como Integral,
que de vez en cuando me daba por ojear. También había jabones y cremas caseros, ungüentos de hierbas y otras pociones que mi madre preparaba con mimo y que nos han valido que
más de una vez nos llamen brujas ;)
Luego llegó la adolescencia con sus revistas de chicas y
moda, y caí en las redes de sus marcas "milagrosas", como toda chica a la que le gusta verse mona. Pero algo interiormente siempre me ha
dicho que ese no era el camino, al menos no en el que yo creía.
De un tiempo a esta parte ha resurgido en mí esa necesidad de volver a lo natural.
Creo en la naturaleza casi más que en cualquier otra cosa. He asistido a
charlas que me han abierto a una visión completamente nueva, en las que he
aprendido un montón acerca de la cosmética
tradicional y de su alternativa, la ecológica. He leído sobre ello, he
hablado mucho con mi madre (que sabe del tema un rato largo!) y me he
replanteado muchas cosas.
No soy ninguna experta, aunque sí tengo interés y curiosidad, y de ahí que me apetezca hablar de lo que sé y compartirlo por si puedo ayudar o inspirar.
No soy ninguna experta, aunque sí tengo interés y curiosidad, y de ahí que me apetezca hablar de lo que sé y compartirlo por si puedo ayudar o inspirar.
La
cosmética ecológica es aquella que está compuesta por ingredientes procedentes
de la agricultura ecológica. ¿En qué porcentaje? Es
variable. Existen diferentes certificados (sellos), más o menos exigentes con los
porcentajes, y en cada marca esto varía.
La cosmética tradicional
está formada por una enorme proporción de componentes químicos, muchos de ellos
nocivos para el medio ambiente y para el organismo, e incluso potencialmente
cancerígenos (avalado
por estudios). También se ha comprobado que muchas de estas sustancias son disruptores
endocrinos.
[Para ampliar info dejo la web de la Red Ecoestética del
Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Allí se pueden descargar
gratis 2 guías muy buenas:
una con información
sobre la cosmética ecológica y
otra con instrucciones muy
sencillas para interpretar las etiquetas de ingredientes de nuestros cosméticos y ver en qué medida nuestro producto
es una bomba de relojería química].
La explicación de
introducir tanto componente de laboratorio en los productos es básicamente económica. Se alega que ningún estudio ha
demostrado que sean cancerígenos cuando, ni es así (sólo hay que buscar un poco
de información alternativa y crítica), ni eso podría ser excusa. Se dice
también que las proporciones son mínimas. Razones fácilmente desmontables: aún no pueden confirmarse las
incidencias a largo plazo (en
un tiempo, veremos) y lo que
cuenta no son las cantidades por separado sino el cóctel en que se transforma
nuestro organismo por la combinación de tantas y tantas "proporciones
mínimas". Aquí
también cabe incluir los pesticidas o plaguicidas utilizados en el cultivo de aquellos
componentes de origen natural, y que la cosmética ecológica rechaza.
[Aquí la
archicomentada noticia de la retirada de productos cosméticos de Mercadona]
No soy de las que
piensan que a partir de ahora debemos obsesionarnos con todo lo que utilizamos.
Pienso que son las
instituciones a nivel nacional e internacional las que deben velar por nuestra
seguridad (lo mismo con las
cuestiones alimentarias), y por eso apoyo campañas de presión para que cambien
o creen normativa.
Tampoco me apetece renunciar a cuidarme o a verme mejor. Por ello he
investigado y he encontrado marcas de cosmética ecológica bastante asequibles y
que concuerdan mucho más con mi forma de ver las cosas.
Por aquí hablaré de ellas :)
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