sábado, 24 de enero de 2015

Reflexión de sábado frío

Carrie



Afuera parece Siberia y, como el frío me corta el rollo mogollón, prefiero mil veces casa, pijama gordito de ovejita peluda (regalo de Reyes de Mitis), música suave y cálida y buena lectura o escritura. Adoro remolonear entre las palabras de otros o en las mías propias, más cuando mi premenstrualidad está en su máximo y todo lo que soy es dispersa-espesa-creativa. Erika Irusta explica muy bien todo esto, y desde que hice el curso con ella, Las 4 mujeres que soy (que somos todas), se ha vuelto del revés mi forma de vivirme. Ahora sé darme en dosis grandes lo que mi cuerpomente necesita y todo es más mejor así, respetando tiempos y no tensando de más la cuerda. Por eso en estos días, los calcetines mulliditos, las velas de vainilla, los libros no sesudos y con olor a nuevo son mi tabla de salvación y algo así como el placer máximo hecho tarde de sábado. Y las palabras. Las palabras siempre.

En estos días soy más consciente que nunca de lo que nunca podré llegar a ser si trato de emular la perfección que tanto está de moda en las redes sociales. Me pongo en contacto directo con toda mi realidad, con el pelo más sucio de la cuenta, las espinillas dando por saco en la barbilla y la cama sin hacer en todo el día. Con la lista de tareas procrastinadas por pura vagancia, con las cenas prefabricadas de los findes porque no hay ganas de currarse un pescadito a la plancha con verduritas y copa de vino blanco todo muy cool. Sé y soy consciente de que las chicas-instagram también se levantan con pelos de loca, mal aliento y comen potajes nada glamourosos cuando toca. Que las fotos que tanto miro con ojos golositos llevan una cuidada preparación off camera. Que para sacar modelitos tan chulos cada día tienen que estar forradas, ellas y sus familias, cosa que yo no. Hay tanto, tanto que me aleja de esos mundos Pinterest con los que tantas babeamos... !

Adoro la estética en todos los ámbitos y quiero ponerme la vida bonita. Me gusta ver orden y limpieza a mi alrededor, soy fan del minimalismo, necesito la armonía en los colores y en las formas a mi alrededor y las cosas monas me llaman a gritos. Cóoooomprame, me necesiiiiitas. Supongo que a esto se puede llegar desde modos más sencillos, más reales. Supongo que no es necesario el "artificialismo" de las redes ni gastarse miles de euros en ropaiphonesmac. Supongo que hay otra forma natural, sencilla, desenfadada y real de vivir bonito. De hacer bella la imperfección, la autenticidad. De ser coherente con unos valores, con una ética social y ambiental. Que hay belleza más allá de Michael Kors o de casas-museo de las que se tienen para enseñar y cuando te sientas en el sofá no te atreves a apoyar demasiado el culo por si se arruga la funda.

En estos días soy más consciente de la imperfección. Miro cuentas como @womenirl (women in real life) para desempalagarme de la perfección dulzona, magnética y odiosa a la vez.

Que alguien venga a rescatarme y me diga que es posible mostrar la belleza de lo auténtico. Que queda gente a la que el mercado (porque todo es mercado, dinero) no está devorando a base de exigencias que, sin que te des cuenta, te van trepando de piernas a cabeza hasta que te inmovilizan. Yo seguiré indagando porque creo que es posible.

2 comentarios :

  1. Ay Clara, pero qué bien te expresas!! Como te fluyen las palabras... envidia me das!!
    Yo también adoro los días de sofá, pijama y manta. Pelis ñoñas, pelo recogido en una coleta como un churro (y no en esos moños casual-chic perfectos que les salen a las demás y a mi nunca)...
    Creo que, al igual que para Oscar Wilde "la belleza está en los ojos de quién mira", la perfección está en nosotras mismas. En los que queremos ser y cómo queremos ser en cada momento de nuestra vida. Tú rozarás la perfección en muchos aspectos. Hay que aceptarse cómo uno es y no querer ser alguien diferente,no? -Lara-

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    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras Lara!! ;)
      Totalmente de acuerdo contigo, hay que aceptarse como se es, en toda nuestra realidad e imperfección. Lo demás es postureo y un juego que puede llegar a ser peligroso si empezamos a obsesionarnos con alcanzar una perfección irreal e imposible. Besicos!!

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